Los hábitos alimenticios de los calamares son carnívoros, pero varían de acuerdo al tipo de especie y al lugar donde residen. Ejemplares boreales, tropicales, subtropicales y australes tienen acceso a distintos tipos de alimento.
Los téutidos normalmente comen dos veces al día. Tienen un sentido de la vista muy bien desarrollado pero pueden ser daltónicos. Algunos tienen un rango de 360 grados de visión. En cuanto al olfato, son capaces de registrar olores en pequeñas fosas situadas debajo de ambos ojos.
Su boca contiene un pico en forma de gancho hecho de quitina y proteínas reticuladas con el que sostienen a sus presas. Con ayuda de la rádula, se disponen a cortar o raspar su alimento antes de ingresarlo completamente; es decir, la rádula transfiere el alimento a la garganta y de ahí al esófago, el cual se conecta con la boca del estómago. Como dato interesante y curioso, el pico se ha encontrado en estómagos de ballenas y otros animales marinos de forma entera y sin digerir.
Su boca contiene un pico en forma de gancho hecho de quitina y proteínas reticuladas con el que sostienen a sus presas.
El estómago de los calamares es un pequeño saco blancuzco en donde se inicia la digestión. Las enzimas del hígado y del páncreas, así como el ciego intestinal son una parte importante en este proceso, siendo este último el sitio principal de absorción de nutrientes. Los residuos viajan por el recto hacia la parte final del aparato digestivo, el cual se conoce como ano. Por último todo es expulsado hacia el agua por el embudo que también es llamado sifón.
Iniciando con los más grandes como el calamar gigante y el colosal, su dieta incluye peces de gran tamaño como la merluza negra (Dissostichus eleginoides), el reloj del Atlántico (Hoplostethus atlanticus) y el pez Blue grenadier, conocido como hoki en idioma inglés. El calamar colosal tiene que cortar su comida en trozos más pequeños para que pueda pasar a través de su estrecho esófago.
Para otros téutidos de menor tamaño, la dieta se compone de camarones, cangrejos, peces y crustáceos planctónicos, crustáceos decápodos, arenques, poliquetos y eufáusidos. El canibalismo es llevado a cabo por especies como el diablo rojo o calamar de Humboldt, el Loligo forbesii, Loligo pealeii, el calamar colosal y el gigante, por mencionar unos cuantos.
Algunos cazan por medio de emboscada, confiando totalmente en sus ganchos y ventosas para atrapar y sostener firmemente a sus presas. Otros suelen ser vistos en grupos ante extensos cardúmenes, los cuales se convierten en una abundante y nutritiva fuente de alimentación que alcanza para cada uno de los presentes.
Poseen ocho brazos más dos tentáculos de alimentación con el que logran alcanzar a sus víctimas localizadas a unos metros. Pero en el caso de encontrarse en medio de poblaciones de peces, solo necesitan separar sus brazos para envolver a las presas más cercanas y sostenerlas con sus ventosas. Finalmente son llevadas a su pico. Es muy poco probable que un pez pueda escapar una vez que ha sido sujetado.
Poseen ocho brazos más dos tentáculos de alimentación con el que logran alcanzar a sus víctimas localizadas a unos metros.
Ejemplares como el calamar Watasenia scintillans poseen fotóforos (órganos que emiten luz) en las puntas de sus tentáculos que atraer a sus presas, especialmente peces. Otros como el calamar vampiro (Vampyroteuthis infernalis) utilizan filamentos sensoriales para encontrar su comida en la profundidad del mar.
Tienen muy mala reputación y algunos de ellos son denominados coloquialmente con nombres aterradores que crean una falsa perspectiva, pero lo cierto es que no son depredadores agresivos como otros animales acuáticos. Simplemente hacen uso de sus cualidades físicas para capturar a sus presas y de ninguna manera consideran al ser humano como parte de su dieta.