Género Architeuthis
El calamar gigante es un animal misterioso, extremadamente raro y al mismo tiempo fascinante, pues nos demuestra que la diversidad de especies acuáticas es tan inmensa como el mar.
Descripción
Describir al calamar gigante sería como explicar la anatomía de un ser de otro planeta. Se trata de una especie de color rojo con motas blancas por todo el cuerpo, con enorme cabeza y ocho largos brazos de gran fuerza.
Son animales muy difíciles de observar y medir, pero las estimaciones sugieren ciertas medidas de acuerdo a los datos encontrados y a los estudios realizados en el fondo marino. Se calcula una longitud de 10 a 13 m como máximo para ambos géneros sexuales. Algunos creen que existen ejemplares de 20 m pero no se ha documentado científicamente.
Se calcula una longitud de 10 a 13 m como máximo para ambos géneros sexuales.
El peso del individuo más grande encontrado hasta ahora ha sido de 900 kg, pero el peso promedio es de 275 kg para las hembras y 150 kg para los machos, lo que representa un marcado dimorfismo sexual.
Sus grandes ojos de alrededor de 25 cm de diámetro son una parte muy importante de su anatomía, pues gracias a ellos detectan objetos en las profundidades oceánicas donde no llega la luz solar y donde la mayoría de los animales no podrían ver nada. Los científicos creen que no es capaz de distinguir colores pero sí diferenciar las tonalidades de los elementos que lo rodean.
Tiene una boca en forma de gancho o pico y una cabeza alargada que termina con un diseño muy particular, muy similar a la punta de un plumín o plumilla.
Distribución y hábitat
Tienen una distribución mundial y se conocen algunos puntos principales donde son hallados con mayor frecuencia. Ocupan todos los océanos del mundo pero su presencia es extraña en latitudes polares y tropicales.
Pueden abarcar varios niveles de profundidad: desde 300 hasta 1,000 m.
En el Pacífico norte de Japón, las aguas sudafricanas, el océano Atlántico a la altura de Canadá y las islas británicas, por mencionar algunas zonas, se encuentran elevados números de ejemplares.
No son observados frecuentemente sobre la superficie marina, pero pueden abarcar varios niveles de profundidad en el mar, siendo el rango desde 300 hasta 1,000 m.
Alimentación
Cuentan con dos tentáculos más largos que los brazos, los cuales les sirven mayormente para facilitar su alimentación, pues sostienen sorpresivamente a presas que están a 10 metros de distancia y evitan que escapen debido a la fuerza ejercida por sus ventosas y los picos en forma de dientes afilados que las acompañan.
Sus hábitos de alimentación son poco conocidos, pero posiblemente se nutren de variedades de peces de aguas profundas, camarones y otros calamares, incluso de su misma especie.
Reproducción
Los machos poseen un sistema de glándulas que fabrican espermatóforos, los cuales son almacenados en sacos de Needham. Es muy difícil encontrar a una hembra a tales profundidades, pero si lo logra, durante la cópula el hectocótilo (tentáculo especializado para transferir espermatóforos a la hembra) transfiere los espermatóforos a la cavidad del manto de su pareja femenina para que finalmente se adhieren a su cuerpo.
Solo se reproducen una vez, pues su expectativa de vida es de tan solo cinco años.
El esperma viaja a través de determinadas zonas corporales para fertilizar los huevos internamente. Estos son liberados en el agua en cantidades abundantes, pero no todos logran sobrevivir, ya que se convierten en alimento para varias especies marinas. Pocos son los que se salvan, pero en muy pocos años terminan convirtiéndose en depredadores de gran tamaño con escasos enemigos en su hábitat natural.
Amenazas
La falta de información sobre esta especie impide saber la situación de sus poblaciones, pero los científicos creen que sus dimensiones anatómicas hace que tengan muy pocos enemigos en las profundidades, y en general, se piensa que no sufren disturbios directos como parte de las actividades humanas.
El más conocido es el cachalote (Physeter macrocephalus) del que se han encontrado en sus estómagos picos de calamar sin digerir y marcas de ventosas en la piel. El hombre nunca ha podido observar una batalla entre estos dos gigantes, pero creen que el cachalote resulta victorioso en la gran mayoría de los encuentros, ya que de los calamares muertos que han sido encontrados en las costas, ninguno contenía partes de cachalote en su interior.