La investigación sobre los calamares no ha sido tan minuciosa como en otras formas de vida marina, y esto no quiere decir que no sean seres interesantes para la ciencia, sino que la dificultad para llegar a ellos impide una detallada observación de las diferentes etapas de su vida.
Se puede decir que el descubrimiento del calamar colosal es reciente, pues fue apenas conocido en 1925 tras inspeccionar el estómago de un cachalote. A partir de ahí, las investigaciones dieron a conocer sus características, superando las dimensiones del calamar gigante quien se creía ser la especie más grande de invertebrados hasta el momento.
Las actuales disecciones que se han realizado han servido para conocer el interior de calamares de distintos tamaños y ubicaciones geográficas.
En julio de 2008, especialistas del instituto Smithsoniano almacenaron en formol dos especímenes de calamares gigantes para ser analizados por cada rincón de su anatomía externa e interna. Los resultados proporcionaron información muy valiosa para biólogos, zoólogos especializados en invertebrados y expertos en el estudio de dicha especie.
En 1925 fue descubierto el calamar colosal tras inspeccionar el estómago de un cachalote.
Smithsoniano y más de 20 organizaciones colaboradoras crearon “Ocean portal”, un sitio web de investigación dedicado a las exploraciones realizadas en el mundo marino y oceánico. Aquí se encuentran las investigaciones más recientes que se han realizado acerca de los organismos de esos hábitats, entre ellos, por supuesto, los calamares.
En “Ocean Portal” se menciona el descubrimiento de la especie Teuthidodrilus samae, mejor conocida como gusano calamar, llevada a cabo en el año 2007. Lo curioso es que debido a su nombre muchos se han preguntado si se trata de un tipo de calamar, pero la respuesta es: no. Es un gusano poliqueto que recibió ese nombre por poseer diez apéndices largos en un extremo de su cuerpo.
Un hallazgo muy interesante se efectuó con la especie Histioteuthis bonnellii quien se encuentra a profundidades de 500 a 2,000 m. No es como cualquier otro calamar, pues su anatomía externa está cubierta de vistosas “joyas” que en realidad se tratan de fotóforos bioluminiscentes, muy útiles para las aguas recónditas donde la luz solar es desconocida.
La Auckland University of Technology (AUT) en Nueva Zelanda, diseccionó a tres calamares gigantes en 2014. La actividad estuvo respaldada por el biólogo marino Dr. Kat Bolstad quien llevó a un grupo de estudiantes de postgrado y académicos de dicha institución con el fin de entender varios aspectos sobre sus hábitos alimenticios, su información genética y los posibles efectos de la acidificación de los océanos en su organismo.
Dicha disección fue transmitida en vivo a través del Internet para que espectadores de todo el mundo aprendan más sobre estas criaturas un tanto desconocidas e incomprendidas. Vía chat, los internautas realizaron preguntas que los mismos miembros del equipo contestaban al instante. Algunos estómagos sensibles no soportarían observar la disección de un calamar gigante, pero para los investigadores es una labor emocionante y de mucha importancia.
Investigadores de la Universidad de Lisboa y de la Academia Nacional de Ciencias, fueron las instituciones que encontraron datos alarmantes sobre el calamar de Humboldt en relación con el cambio climático y la acidificación del mar, lo que pondría en peligro la supervivencia de esta especie. Puedes encontrar más información de este tema en nuestro artículo “Calamares contra el calentamiento global”.
Los calamares grandes y colosales alcanzan sus magnitudes corporales en menos de cinco años de vida.
Algo que ha sorprendido a los científicos es el acelerado desarrollo de los grandes calamares, pues se sabe que los cefalópodos no tienen una larga expectativa de vida; es decir, los calamares grandes y colosales alcanzan sus magnitudes corporales en menos de cinco años de vida, pues no se han registrado casos de muertes que superen el lustro de existencia. Las ballenas, por ejemplo, son mamíferos que presentan dimensiones aún más grandes, pero a ellas les lleva más años alcanzar su límite de crecimiento, y por supuesto, viven mucho más tiempo.
La investigación sobre los calamares continúa, pues a pesar de que se cree que muchas especies aún no han sido descubiertas en la inmensidad oceánica, las que sí han sido registradas guardan ciertas incógnitas relacionadas a su ciclo de vida. De desconocen aspectos alimenticios, reproductivos y sociales de un gran número de téutidos ya clasificados, lo que se traduce en mucho trabajo científico por hacer.